lunes, 21 de febrero de 2011

INTRODUCCIÓN

La poesía barroca


La lírica barroca representa la ruptura del equilibrio renacentista. Este cambio se lleva a cabo por medio de dos tendencias: el culteranismo, representado por Luis de Góngora, y el conceptismo, encabezado por Francisco de Quevedo. Ambos poetas mantuvieron entre sí una gran rivalidad y son, junto con Lope de Vega, los principales autores de la lírica barroca.


La poesía barroca se caracteriza por buscar la admiración del lector mediante el ingenio y por perseguir la originalidad. Esto hace que en el Barroco abunde el empleo de los recursos retóricos, lo que contribuye a que, en ocasiones, la poesía de esta época sea oscura y difícil de entender.

El Barroco busca la ruptura del equilibrio entre forma y contenido que caracterizaba a las obras literarias del período anterior. Aparecen dos principales tendencias renovadoras de la época: el culteranismo y el conceptismo.






LA OBRA DE FRANCISCO DE QUEVEDO

Pili Prieto
Obra de Francisco de Quevedo
Lo más original de la obra literaria de Quevedo radica en el estilo, vinculado al Conceptismo barroco y por lo tanto muy amigo de la concisión, de la elipsis y del cortesano juego de ingenio con las palabras mediante el abuso de la anfibología. Amante de la retórica, ensayó a veces un estilo oratorio lleno de simetrías, antítesis e isocola que lució más que nunca en su Marco Bruto. De léxico muy abundante, creó además muchos neologismos por derivación, composición y estereotipia y flexibilizó notablemente el mecanismo de la aposición especificativa en castellano ("clérigo cerbatana, zapatos galeones..."), mecanismo que los escritores barrocos posteriores imitaron de él. En su sátira se acerca a veces a la estética del expresionismo al degradar a las personas mediante la reificación o cosificación, y la animalización. Se ha señalado, además, como un rasgo característico de su verso, la esticomitía, esto es, la tendencia a transformar cada verso en una sentencia de sentido completo, lo cual hace a sus poemas muy densos de significado, como era prioritario en su poética, radicada en los principios del conceptismo barroco.
La mayor parte de la producción poética de Quevedo es satírica. Cultivó también una fina lírica cortesana realizando un cancionero petrarquista en temas, estilo y tópicos, prácticamente perfecto en técnica y fondo. Destacan sobre todo sus sonetos metafísicos y sus salmos, donde se expone su más íntimo desconsuelo existencial. La visión que da su filosofía es profundamente pesimista y de rasgos preexistencialistas. El cauce preferido para la abundante vena satírica de que hizo gala es sobre todo el romance, pero también la letrilla ("Poderoso Caballero es Don Dinero"), vehículo de una crítica social a la que no se le esconden los motivos más profundos de la decadencia de España, y el soneto.
La poesía amorosa de Quevedo, considerada la más importante del Siglo XVII, es la producción más paradójica del autor: misántropo y misógino, fue, sin embargo, el gran cantor del amor y de la mujer. Escribió numerosos poemas amorosos (se conservan más de doscientos), dedicados a varios nombres de mujer: Flora, Lisi, Jacinta, Filis, Aminta, Dora. Consideró el amor como un ideal inalcanzable, una lucha de contrarios, una paradoja dolorida y dolorosa, en donde el placer queda descartado. Su obra cumbre en este género es, sin duda, su "Amor Constante Más Allá De La Muerte".



LA VIDA DE FRANCISCO DE QUEVEDO

Aleix Galiana

VIDA FRANCISCO DE QUEVEDO


Quevedo nació en Madrid y fue bautizado en la Parroquia de San Ginés el 26 de septiembre de 1580. Huérfano a los seis años, pasó a estudiar con los Jesuitas en Ocaña . En Madrid cursó estudios humanísticos y teológicos , y participó activamente en el entorno de la corte . Entró al servicio del duque de Osuna y comenzó una intensa actividad política que combinaba con la escritura , a veces de composiciones satíricas , afiladas y mordaces , sobre personajes de su época. Durante la estancia de la Corte en Valladolid parece ser que circularon los primeros poemas de Quevedo, que imitaban o parodiaban los de Luis de Gongora bajo seudónimo (Miguel de Musa) o no, y el poeta cordobés detectó con rapidez al joven que minaba su reputación y ganaba fama a su costa, de forma que decidió atacarlo con una serie de poemas; Quevedo le contestó y ese fue el comienzo de una enemistad que no terminó hasta la muerte del cisne cordobés, quien dejó en estos versos constancia de la deuda que Quevedo le tenía contraída. Las intrigas palaciegas marcaron el resto de su vida y le procuraron un destierro y una instancia en prisión de tres años , de la que salió , viejo y enfermo , poco antes de morir.

La Poesia

Quevedo fue un autor muy conocido en su época. Aunque sus obras no se publicaron hasta después de su muerte , sus composiciones circularon en manuscritos , y sus romances y letrillas se transmitían como canciones. Fueron especialmente conocidos y celebrados algunos poemas satíricos que pasaban de mano en mano como poemas anónimos.

• La poesía grave , reflexiva en la que el poeta expresa sus sentimientos o ideas con un tono desgarrado . Este apartado incluye los poemas metafísicos , morales , religiosos y amorosos . Los primeros son composiciones de tono ascético , reflexiones sobre el sentido de la vida , la muerte , el paso del tiempo…Quevedo es quizás el poeta barroco que más obsesivamente trata el tema de la fugacidad de la vida y la certeza de la muerte.

• La poesía como juego de ingenio. Este estilo es el de los poemas satíricos en los que predomina el gusto del poeta por la experimentación lingüística . En general esta poesía muestra una visión crítica de la sociedad desde una perspectiva burlesca , hiperbólica y disparatada, muy típica de Quevedo.






Estilo de la poesía de Quevedo




La poesía de Quevedo tiende al Conceptismo, ya que pretende sorprender mediante la asociación nueva de conceptos. Entre los rasgos de la poesía de Quevedo , podemos señalar los siguientes :




- Las metáforas originalísimas , pueden embellecer o deformar , que personifican objetos y cosifican seres humanos.

- La creación de nuevas palabras, a veces derivadas o compuestas

- El uso especial de las categorías gramaticales

- Los abundantes juegos de palabras conceptistas , muchas veces basados en la hipérbole o en la exageración .
Bibliografia

• Arellano, Ignacio (1999). Rostros y máscaras: personajes y temas de Quevedo. Pamplona

• Ayala, Francisco (1984). Cervantes y Quevedo. Barcelona

• Carreira Vérez, Antonio, y Schwartz, Lidia (1997). Quevedo a nueva luz. Málaga

• Ettinghausen, Henry (1972).
Francisco de Quevedo and the Neostoic movement. Oxford

• Garciasol, Ramón de (seud. de Miguel Alonso Calvo) (1976). Quevedo. Pozuelo de Alarcón

LA OBRA DE LUÍS DE GÓNGORA

Paula Salomón

La obra de Luis de Góngora



INTRODUCCIÓN

La poesía de Góngora no pretende representar la realidad, sino transformarla. Para ello, se utilizan metáforas en un mundo  nuevo de belleza. En general, es muy esteticista porque es muy sensorial y va dirigida a la inteligencia pero no expresa sentimientos.
Estilísticamente, la poesía de Góngora se caracteriza por la hinchazón formal, por el uso de recursos amplificadores que se detienen en la descripción y explicación del contenido más que en avanzar en él. Junto a ello, el gusto por el hipérbaton latinizante dificulta la comprensión del contenido, lo que llevó a sus críticos a calificarla de poesía extranjera, frente a la poesía española que, procedente de Garcilaso, había llegado a los "poetas claros" que rodeaban a Lope


POESÍA CULTA

Al principio, dicho autor, escribe una poesía muy culta en sus sonetos y en 1609 se retira a Córdoba desengañado del ambiente de la corte e intensifica su estilo. Es en ese momento cuando escribe sus grandes poemas cultos (La fábula de Polifemo y Galatea y la Soledades). Y despierta gran polémica entre los que le tienen gran admiración y otros un gran rechazo. Esta tendencia que usa es el culteranismo (tendencia que pretende crear un lenguaje poético diferente de la lengua común).

La Fábula de Polifemo y Galatea


LA OBRA

El poeta de este poema de amor no correspondido trabaja con el tema mitológico que aparece en Las metamorfosis de Ovidio. Allí están el mito de Galatea y el mito de Polifemo

Mito Polifemo: Odiseo y sus camaradas entraron en la cueva del cíclope Polifemo. Éste devoró a parte de ellos, y entonces Ulises hizo un plan para vengarse: Le dieron vino y lo dejaron ebrio, entonces le clavaron una estaca en el ojo y el cíclope al preguntar << ¿Quién me ha hecho esto? >> Odiseo responde: << Nadie >>. Entonces el cíclope empieza a decir que nadie le ha hecho eso y los otros cíclopes se ríen de él.
Mito Galatea: Pigmalión vivía soltero ya que consideraba que ninguna mujer era lo bastante perfecta para él.  Entonces hizo una escultura de su mujer perfecta y se enamoró de su obra. Un día hizo unas ofrendas a la diosa Venus y ésta le puso vida a su escultura. La llamó Galatea y tubo 3 hijos con ella.

PERSONAJES
-Polifemo: Cíclope enamorado de Galatea.
-Galatea: nereida enamorada de Acis.
-Acis: joven enamorado de Galatea.

ARGUMENTO
Galatea es una nereida que habitaba el mar que bordea la isla de Sicilia. Polifemo, el enorme ser monstruoso de un solo ojo, está enamorado de la joven y la sigue en silencio pues no es correspondido. Galatea está prendida por el amor del bello Acis, hijo del dios Pan y de una ninfa.
Un día estaban ambos jóvenes reposando en una zona al borde del mar. Ella posaba su cabeza en el pecho de su amante. Esta idílica escena fue repentinamente alterada cuando Polifemo, desde lejos, los descubrió. Acis intentó huir pero el gigante le arrojó una enorme roca que lo aplastó. Galatea convirtió al joven en un río de límpidas aguas.
Es curioso el modo que tiene Luis de Góngora de caracterizar y describir a sus personajes, pues, antes de describir a Polifemo, el poeta nos dibuja dónde vive, cómo incide la luz en tan horrenda criatura…

ESTRUCTURA
El poema está escrito en 504 endecasílabos dispuestos en octavas reales y posee una bella alternancia de voces narrativas. El poeta utiliza como base la metáfora somete al verso a un complicado retorcimiento sintáctico que le otorga al mismo un carácter hermético mediante bruscos encabalgamientos, hiperbatones, elipsis, y otros recursos estilísticos. De él dijo José García López que era un poema ‘perfecto en su construcción, cuajado de lujosas imágenes, exquisito y pomposo al mismo tiempo, insuperable en la expresión de lo terrible y de lo delicado’.

VIDA DE LUIS DE GÓNGORA

Carlos Pérez
Vida de Góngora

Don Luis de Góngora y Argote nace en Córdoba el 11 de julio de 1561. Va a ser el primogénito de la unión matrimonial de don Francisco de Argote y doña Leonor de Góngora, padres de otros tres hijos: doña Francisca de Argote, doña María Ponce de León y don Juan de Góngora y Argote. No debe extrañarnos la disparidad de apellidos porque, en el siglo XVI, no existía la canónica fijeza actual. Don Francisco de Argote, progenitor del futuro poeta, quedó relegado en la herencia de un rico mayorazgo, porque era hijo de un segundo matrimonio de padre. De nada sirvió el pleito en que se vio envuelto por la partición de los bienes, siendo todavía un niño, contra su hermanastro don Alonso de Argote. Don Francisco quedó pobre obteniendo sólo una modesta concesión de alimentos que contrastaba vivamente con una asombrosa riqueza espiritual. El padre de Góngora se había licenciado en Salamanca, pretensión que albergaba para su primogénito, y era un gran erudito, poseedor de una importante biblioteca que él valoraba en más de quinientos ducados.
Al parecer, su suerte estriba en haber gozado de los favores del secretario de Carlos V, don Francisco de Eraso, a quien el emperador nombrará comendador de Moratalaz y señor de Mohernado, detentando el cargo de notario real y sirviendo de igual modo al heredero Felipe II que había recibido el encargo de su padre de tratarlo como si fuera el legado de otro reino. El secretario Eraso lo distinguió con algunos nombramientos temporales como juez de residencia (con atribuciones de corregidor) en Madrid, Jaén y Andújar. Más tarde, este humilde jurisconsulto desempeñó para la Inquisición, en la ciudad de Córdoba, el cargo de juez de bienes confiscados. La incesante providencia del secretario Eraso hacia el padre y el tío de Góngora, don Francisco, proviene de un confuso episodio acerca de doña Ana de Falces, madre de doña Leonor de Góngora y abuela del poeta. En 1568, a propósito de unas pruebas de limpieza de sangre de don Francisco de Góngora, inexcusables en la época para obtener cargos y privilegios, se aviva el rumor extendido durante setenta y cinco años de que doña Ana había sido hija de un sacerdote racionero de la catedral de Córdoba, bulo que amargó la infancia del poeta y lo persiguió durante toda su vida, porque lo probado es que el tal clérigo era hermano de doña Isabel que vivía con él, viuda de Hernando de Cañizares, según testamento de la bisabuela de Góngora, aunque Ana fuera fruto extramatrimonial de doña Isabel con Alonso de Hermosa, capitán muerto en la guerra de Granada y pariente próximo (hermano de abuelo o abuela) de don Francisco de Eraso, lo que explicaría la protección del poderoso secretario a la familia de los Góngora.
Es bastante seguro que Luis de Góngora naciera en casa de su tío el racionero don Francisco de Góngora, cerca de la catedral, en el lugar que ocupa el hoy número 9 de la calle de Tomás Conde (anteriormente conocida con el nombre "de las Pavas"), quien disfrutaba, por un lado de sus beneficios eclesiásticos y, por otro, de los bienes adquiridos por favor o compra. Con todos ellos formó un mayorazgo que legó a don Juan, el hermano menor de don Luis, mucho menos dotado intelectualmente, obteniendo para Luis la dignidad de racionero. No sería muy diferente la niñez de Góngora de la de otros niños de su edad y condición. Algunos entretenimientos infantiles de esta primera época pueden conocerse en el poema "Hermana Marica", uno de sus más famosos romancillos:
Hermana Marica,
Mañana que es fiesta
(…)
Iremos a misa,
veremos la iglesia
(…)
Y en la atardecida,
en nuestra plazuela,
jugaré yo al toro
y tú a la muñecas.
(…)
Y si quiere madre
dar la castañetas
podrás tanto de ello
bailar en la puerta.
Y al son del adufe
Cantará Andrehuela.
(…)
Jugaremos cañas
junto a la plazuela.
Probablemente realizara, entre los años 1570 a 1575, sus primeros estudios en el colegio que dirigían, en Córdoba, los padres de la Compañía de Jesús. Es evidente el respeto que Góngora sentía por sus maestros jesuitas. En el Panegírico al Duque de Lerma, se refiere a ellos como "ganado" de San Francisco de Borja, tío del duque, al que el poeta canta:
Joven después, el nido ilustró mío,
redil ya numeroso del ganado,
que el silbo oyó de su glorioso tío.
El talento natural del joven Góngora, que había sorprendido a Ambrosio de Morales, determinó a su tío Francisco de Góngora a conferirle los beneficios eclesiásticos de la ración catedralicia que lo convertirá en clérigo a la temprana edad de catorce años, sin tener muy en cuenta el grado de su vocación religiosa. Por instancias del generoso tío, don Luis fue enviado a estudiar a Salamanca. Además de su la manutención del estudiante, la familia puso a su disposición un ayo que no hizo más que sumar gastos a la estancia universitaria, agravado por la falta de interés del joven racionero. Góngora aparece matriculado en Cánones en 1576 y continúa hasta el curso de 1579-1580, entre los estudiantes hijos de familias nobles y pudientes, pero no hay ninguna huella de que obtuviese algún título. Hasta Pellicer pudieron llegar testimonios fehacientes de la vida que el joven Góngora llevó en Salamanca:


Fue adquiriendo el título de primero entre catorce mil ingenios que se describían o matriculaban en aquella escuela entonces...; obedeciendo a su natural, se dejó arrastrar dulcemente de lo sabroso de la erudición y de lo festivo de las Musas... Con este dulce divertimiento, mal pudo granjear nombre de estudioso ni de estudiante; pero él trocaba gustoso estos títulos al de poeta erudito, el mayor de los de su tiempo, con que comenzó a ser mirado y aclamado con respeto.

En Salamanca se cuajó la vocación literaria de Góngora, quien se convertiría en el poeta más renombrado de su época, recibiendo encarecidos elogios de su paisano Juan Rufo y del mismo Cervantes. Hay que aportar, en su alegato, que conocía el latín y leía el italiano y el portugués, e incluso se atrevió a escribir algún soneto en estas lenguas. Las primeras composiciones del poeta llevan la fecha de 1580. Ciertamente Góngora, desde sus primeros versos, era ya un poeta culto. El esdrújulo italiano, el léxico latinizante, las menciones mitológicas, el indomable hipérbaton y otras cuestiones estilísticas dejan patente este destino literario. Pero igualmente, por estos mismos años, escribía sabrosas composiciones llenas de humor e ingenio, letrillas y romances de tono claramente popular. El Góngora esotérico y el Góngora franco coexistirán sin enfrentarse a lo largo de su vida, marcada asimismo por un constante ejercicio entre su condición de racionero y sus aspiraciones mundanas.

En 1609 regresó a Córdoba y empezó a intensificar la tensión estética y el barroquismo de sus versos. Entre 1610 y 1611 escribió la Oda a la toma de Larache y en 1613 el Polifemo, un poema en octavas que parafrasea un pasaje mitológico de las Metamorfosis de Ovidio, tema que ya había sido tratado por su coterráneo Luis Carrillo y Sotomayor en su Fábula de Acis y Galatea; el mismo año divulgó en la Corte su poema más ambicioso, las incompletas Soledades. Este poema desató una gran polémica a causa de su oscuridad y afectación y le creó una gran legión de seguidores, los llamados poetas culteranos (Salvador Jacinto Polo de Medina, fray Hortensio Félix Paravicino, Francisco de Trillo y Figueroa, Gabriel Bocángel, el Conde de Villamediana, sor Juana Inés de la Cruz, Pedro Soto de Rojas, Miguel Colodrero de Villalobos, Anastasio Pantaleón de Ribera...) así como enemigos entre conceptistas como Francisco de Quevedo o clasicistas como Lope de Vega, Lupercio Leonardo de Argensola y Bartolomé Leonardo de Argensola.[]
Algunos de estos, sin embargo, llegaron con el tiempo a militar entre sus defensores, como Juan de Jáuregui. El caso es que su figura se revistió de aun mayor prestigio, hasta el punto de que Felipe III le nombró capellán real en 1617. Para desempeñar tal cargo, vivió en la Corte hasta 1626, arruinándose para conseguir cargos y prebendas a casi todos sus familiares; al año siguiente, en 1627, perdidas la memoria, marchó a Córdoba, donde murió de una apoplejía en medio de una extrema pobreza. Velázquez lo retrató con frente amplia y despejada, y por los pleitos, los documentos y las sátiras de su gran enemigo, Francisco de Quevedo, se sabe que era jovial, sociable, hablador y amante del lujo y de entretenimientos como los naipes y la tauromaquia, hasta el punto de que se le llegó a reprochar frecuentemente lo poco que dignificaba los hábitos eclesiásticos. En la época fue tenido por maestro de la sátira, aunque no llegó a los extremos expresionistas de Quevedo ni a las negrísimas tintas de Juan de Tassis y Peralta, segundo Conde de Villa mediana, que fue amigo suyo y uno de sus mejores discípulos poéticos.[]
En sus poesías se solían distinguir dos períodos. En el tradicional hace uso de los metros cortos y temas ligeros. Para ello usaba décimas, romances, letrillas, etc... Este período duró hasta el año 1610, en que cambió rotundamente para volverse culterano, haciendo uso de metáforas difíciles, muchas alusiones mitológicas, cultismos, hipérbatos, etc... Pero Dámaso Alonso demostró que estas dificultades estaban ya presentes en su primera época y que la segunda es solamente una intensificación de estos recursos realizada por motivos estéticos.[